Ser emprendedor ha sido, es y será un desafío. Apostar por una idea de negocio y ponerla en marcha exige un compromiso personal que no todo el mundo está dispuesto a consentir. Mucho tiempo y la aceptación de que nos encontraremos con bastantes momentos en que deberemos ser capaces de gestionar dificultades. Todo ello siendo conscientes de que el único axioma que va a estar constantemente presente es la incertidumbre. Por mucha estrategia que se haga, por bien que utilicemos las técnicas de marketing, por mucha confianza que exista en la idea, por mucho trabajo previo, nadie puede tener la seguridad de que ese emprendimiento va a ser un éxito.
Y luego se presenta una variable que suele determinar la decisión: el riesgo financiero. Si queremos poner en marcha un negocio propio, si no tenemos ingentes ahorros, apoyos familiares o financiación externa, vamos a arriesgar nuestro dinero. Esto es indudable, pero los avances de Internet han supuesto un importante avance en este sentido. Un avance y un ahorro muy importantes.
Hace unas pocas décadas para poner, por ejemplo, una tienda de ropa con nuestros diseños en funcionamiento, debíamos hacer un esfuerzo económico ingente. Además de mil y un aspectos externos, un elemento iba a suponer un desembolso constante y bastante contundente: teníamos que poseer un establecimiento físico. Adquirir o alquilar un local, hacer un mantenimiento constante, prever gastos imprevistos de su funcionamiento. Junto a ello, por supuesto, elementos también costosos que hoy no se han modificado: proveedores, transporte, almacenaje… Pero la parte más destacada era la tienda física. Con los e-Commerce, hoy la cosa cambia.
«Hasta hace muy poco, generar, mantener y desarrollar un e-Commerce implicaba contratar un programador web»
Todos sabemos que el escaparate del siglo XXI es la Home de la web en la que se aloja el negocio digital. Y eso, aun sin obviar que genera gastos y tiene también dificultades de mantenimiento, es mucho menos costoso. Pero es que incluso en esto las cosas han cambiado notablemente.
Hasta hace muy poco, generar, mantener y desarrollar un e-Commerce implicaba contratar un programador web que le generase, la desarrollase e hiciera un mantenimiento adecuado a las necesidades del negocio. Era necesario conocer el lenguaje informático, trabajar el código, entender elementos alfanuméricos incomprensibles para los legos en la materia.
Hoy no es así. Cualquier emprendedor con un ordenador, una pequeña inversión y unos cuantos tutoriales o cursos online puede poner en marcha su propia web y mantenerla. Todo ello gracias a los llamados CMS. Está claro que esto supone que la competencia va a ser mucho mayor y que, si contamos con cierto presupuesto, es mejor que un profesional nos optimice el e-Commerce. Pero, si no es así, tener la posibilidad de hacerlo todo con un pequeño aprendizaje y unos cuantos golpes de ratón.
Pero… ¿qué es eso de un CMS?
CMS son unas siglas en inglés, en concreto de Content Management System. Eso, traducido al español significa gestor de contenidos. Y un CMS lo que hace es facilitarnos que creemos, gestionemos y administremos nuestro propio sitio web. Se trata, pues, de una herramienta que democratiza la puesta en marcha y el mantenimiento del soporte en que se asienta un e-Commerce.
Es, en definitiva, un software previamente creado que, con un pequeño periodo de aprendizaje previo, nos permite ser autónomos en la producción y modificación del contenido. Los más extendidos popularmente son aquellos que nos permiten introducir específicamente contenido informativo, es decir crear nuestro propio blog. Y ahí el que se lleva la palma es el célebre WordPress, que es el más utilizado por los usuarios. Sin embargo, existen otros muchos que permiten poner en marcha una tienda virtual y que son a los que hoy nos referimos.
Un CMS para e-Commerce debe contar con la suficiente flexibilidad, ya que las necesidades de cada usuario, de cada propietario del negocio puede ser muy diferente. Sin duda, una parte fundamental es la gestión de los productos o servicios que vamos a vender. Mostrar las imágenes, vídeos, descripciones de producciones, los precios, el stock y las características de lo que ponemos en venta. Los softwares deben tener la posibilidad de que toda la información referida a lo que vendemos se actualice automáticamente. Es decir, si alguien compra un producto determinado, que los datos del stock se modifiquen sin que nosotros tengamos que hacerlo.
«Los CMS tienen que permitirnos modificar el diseño según nuestras necesidades».
Pero, además, es importante que gestione la información sobre nuestros usuarios y clientes. Es decir, que notifique a un consumidor por correo electrónico que ha realizado una compra y que esté vinculado al servicio logístico para proceder al envío del artículo que ha adquirido a la dirección indicada.
Por supuesto, los CMS tienen que permitirnos modificar el diseño según nuestras necesidades. Es posible que aumentemos nuestro catálogo. En ese caso, la visibilidad web no se ha de ver afectada. Es fundamental que cuando cambiemos algo porque nos resulta más adecuado, la funcionalidad de la web, el desarrollo del negocio, no se vea para nada perjudicada.
Los gestores de contenido cuentan con extensiones que permiten realizar actualizaciones en el sistema, modificar nuestras configuraciones o incorporar nuevos servicios sin que el e-Commerce se vea afectado. Son los denominados plug-ins que se integran en nuestra herramienta, que normalmente son de pago, pero que tampoco cambian el funcionamiento ni nos hacen perder los datos básicos.
Los 3 CMS más populares para e-Commerce
Pero vayamos al grano. Una vez que hemos apuntado la importancia y las principales principales ventajas que ofrecen los CMS para los negocios digitales, es hora de presentar los más usados por las funciones que permiten y lo bien que responden a las necesidades de quien tiene un e-Commerce. Es muy probable que cuando entras en una tienda virtual, esta utilice como sistema de gestión una de estas herramientas.
1. Woocommerce
Ya hemos hablado antes del celebérrimo WordPress. Pues Woocommerce es la actualización, el plug-in para e-Commerce, del más utilizado de los CMS. Te damos un dato para que seas consciente de su penetración: alrededor del 50% de las tiendas virtuales del mundo están desarrolladas con esta plataforma. Y otro aspecto no menos importante: es posible utilizarlo sin pagar un euro. Eso sí, con muchas limitaciones.
Una de las principales características de este gestor es que nos permite personalizar nuestra tienda de forma muy fácil. Woocommerce cuenta con varias plantillas a nuestra disposición y facilita incorporar muy fácilmente, sin conocer en profundidad conceptos informáticos, tanto etiquetas como productos o categorías. Además, está especialmente configurado para hacer accesible el SEO, es decir, para que puedas optimizar los contenidos de cara al posicionamiento de tu web en los buscadores.
Quizá el aspecto más negativo de Woocommerce es que, aunque su versión más sencilla es gratuita, nos exige instalar muchos plug-ins de pago si deseamos contar con una página que realmente recoja todas las necesidades de una tienda on-line que pueda destacar respecto a las de la competencia.
2. Prestashop
El único CMS que se permite mirar de tú a tú a Woocommerce. El hecho de que sea un producto exclusivo para negocios digitales le da una serie de ventajas que merecen tenerse muy en cuenta. Y no menos en cuenta ha de considerarse el hecho de que se trata de un software de código abierto, esto quiere decir que es gratuito. Aunque, por supuesto, todo tiene sus notas a pie de página. Es gratuita la versión más sencilla. Si queremos un desarrollo profundo del e-Commerce hay que pagar por las actualizaciones.
«Prestashop permite incorporar multitud de referencias sin afectar a la carga ni a la velocidad».
Aparte de su gratuidad, quienes apuestan por él destacan la sencillez de su uso, su interfaz amigable y lo fácilmente que podemos convertirnos en expertos en Prestashop. También su rendimiento es excelente. Permite incorporar multitud de referencias sin afectar a la carga ni a la velocidad. Y esto, ya sabemos, es asunto de vida o muerte para cualquier tienda online.
Como principal punto en contra se halla que las actualizaciones que permiten personalizar y profesionalizar la tienda online resultan un poco caras. Tampoco juega a su favor el hecho de que para hacer cambios profundos en nuestra web podamos encontrarnos con dificultades técnicas y tener que contratar a un experto informático para que ponga en marcha los cambios que necesitamos.
3. Magento
Una de las opciones preferidas por las empresas más grandes, también por las que cuentan con un proceso de crecimiento constante y veloz y se ven obligadas a adaptarse con rapidez. Y es que Magento es un CMS muy adaptable y escalable, que permite empezar como un gestor para e-Commerce pequeños y convertirse en la referencia de gestión de grandes empresas.
¿Y esto por qué? Magento cuenta con alrededor de 5.000 extensiones a las que podemos acceder sin conocimientos de lenguajes de programación y con funciones perfectas para empresas fuertes en el mercado.
Ahora bien, también esto supone un problema. Magento posee una versión muy básica gratuita, pero sí se quiere hacer uso de esa escalabilidad del CMS hay que hacer un desembolso. Y no es una herramienta barata en sus opciones más avanzadas.
Conclusiones
Poner en marcha una tienda online, no nos engañemos, es un reto apasionante, con no pocas dificultades. Una competencia cada vez mayor, posibles problemas logísticos, dificultades de posicionamiento. Sin embargo, la mentalidad emprendedora lo tiene más sencillo hoy que hace décadas. El rigor, el cálculo de estrategias y la necesidad constante de actualización siguen siendo enormes, pero la posibilidad de contar con gestores de contenidos que alberguen nuestro «escaparate» y sean fáciles de mantener y desarrollar supone una ventaja extraordinaria. Para nuestra autonomía, pero también para nuestro bolsillo.